Waking life

“Una vez tuve un amigo que me dijo que el peor error que puedes cometer es pensar que estás vivo,cuando realmente estás dormido en la sala de espera de la vida. El truco es combinar tus habilidades racionales conscientes con las posibilidades infinitas de tus sueños. Porque si puedes hacer eso, podrás hacer cualquier cosa.”
Chico que toca un ukelele
 
En los 101 minutos de este desconocido film, realizado en 2001 por Richard Linklater, la técnica de Rotoscopio digital, y un gran guión que concatena diálogos sobre la realidad, las relaciones humanas, filosofía, los sueños lúcidos o teoría cinematográfica, nos hacen reflexionar profundamente sobre nuestra percepción de la realidad, en cómo el conjunto de luces y sombras que llegan a nuestra retina produce una dimensión psicológica y emocional única, filtrada por nuestra proyección contínua de sueños y deseos.
 
Estamos en la era del cine en 3D, sí, pero en esta cultura de masas, de golosinas culturales, el cine de animación parece haber relegado la implicación del espectador a unas gafas de colorines. No busca una verdadera experiencia sensorial sino entretener, distanciar cada vez más lo real de lo mejorado. Por ello ver esta película me ha resultado tremendamente refrescante; en ella el uso de la animación y del dibujo no son un mero despliegue de efectos sino una perfecta fusión entre idea y forma, un complemento perfecto para los descubrimientos y riesgos que esconde.
 
Nadie dijo que los sueños fueran fácilmente digeribles, ni la filosofía, ni la mayoría de formas artísticas que, con decisión y atrevimiento, nos ponen contra las cuerdas. Así pues, Waking life tiene mucho de ensayo filosófico y estético al que volver como un libro lleno de marcadores. Abarca temáticas muy diversas con diálogos que hacen referencia al situacionismo (Guy Debord), el existencialismo (Sartre) y postmodernismo entre muchos. Interesantísima es también la escena “The holy moment” sobre la “realidad objetiva” en el cine en la que el propio film se convierte en Metafísica.
 
Son las ideas puestas en escena (por personajes moviéndose incómodamente en los sueños del protagonista), las que exhortan al espectador, las que invitan a movernos y sacudir cuanto hemos creído hasta ahora.
 
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